Get Adobe Flash player

Productos

×

Advertencia

Asigne el componente Virtuemart a un elemento del menú

Epitafio para un señorito. Manuel Barrios

E-mail
5,99 €
Descripción

Epitafio para un señorito. Manuel Barrios

Premio Ateneo de Sevilla 1972

Editorial: Planeta 1984

Cartoné con sobrecubierta ilustrada. 19x14 centímetros. 189 paginas. Estado de conservación: amarilleado, libro con señales normales de buen uso.

La época de la acción podemos situarla a finales de la década de los sesenta y principio de los setenta del pasado siglo. El marco geográfico lo sitúa el el autor en Sevilla y algunos lugares del Aljarafe y Carmona. Escenarios reales de plazas, calles y establecimientos clásicos en la vida que el lector que conozca la ciudad le resultarán familiares o al menos los reconocerá. Tras una breve introducción recordatoria del encuentro de unos jóvenes señoritos, el espacio temporal se enmarca en un corto periodo de tiempo, comprendido entre la once de la noche y siete de la tarde del día siguiente.

Narración hecha en tercera persona, para la que Manuel Barrios utiliza un lenguaje de rico vocabulario, elegante, claro, concreto y conciso. Sin extensiones injustificadas, tan utilizadas actualmente. No hace uso del diálogo entre sus personajes. Parece compartir el criterio de Juan Luis Borges, cuando en el Prólogo de “Ficciones” afirmaba que es un desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos.

La acción queda difuminada entre pensamientos y recuerdos de sus personajes – incluidos los de la posguerra – que representan al típico “señorito” (en la acepción de la RAE como del “joven acomodado y ocioso”). También deja plasmadas actuaciones caciquiles. En el núcleo de la novela, un Pepín Jiménez que tuvo todo y por su mala cabeza y peores comportamientos todo perdió, no encontrando a quien recurrir, pues sus amigos-compañeros de juergas poco podían ayudarle. El tránsito de la cima de dinero y privilegios al triste ocaso del olvido, donde ya las apariencias de nada servían, pues seguía la vigencia del tanto tienes tanto vales

Compartir

Siganos en