Get Adobe Flash player

Productos

×

Advertencia

Asigne el componente Virtuemart a un elemento del menú

El Cid 2. Antonio Hernández Palacios

E-mail
No hay imagen establecida
9,00 €
Descripción

El Cid 2. Antonio Hernández Palacios

Editorial: Doncel 1970

Rústica editorial ilustrada. 29x22 centímetros. 48 páginas. Ilustrado a color. Estado de conservación: cubiertas rozadas y con algo de suciedad en contraplano. Cuerpo del libro bien, sin subrayados, anotaciones ni páginas sueltas.

Una de las figuras emblemáticas de la Historia de España en general y del período medieval en particular es la de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. En su figura confluyen la realidad y la leyenda; el hombre y el mito; el estudio histórico y la hagiografía interesada. Arquetipo de caballero cristiano y amigo de monarcas islámicos de Al Ándalus; modelo de lealtad a su señor y mercenario; espejo en el que gustaba mirarse Franco y antepasado ilustre de la patria según el republicano Himno de Riego. En los días del movimiento regeneracionista, el jurista y político Joaquín Costa Martínez dijo que «en 1898, España había fracasado como Estado guerrero, y yo le echaba doble llave al sepulcro del Cid para que no volviese a cabalgar» lo que indicaba la identificación entre el Campeador y las tendencias imperialistas y agresivas de un país que había perdido los últimos restos de unos dominios donde otrora no se ponía el sol. Todos estos ejemplos explican sin más detalles el hecho de que don Ruy haya protagonizado todo tipo de obras culturales: cantares de gesta, poesías, novelas, animes, videojuegos y películas. Ficticias o verídicas, frases, expresiones y máximas relacionadas con sus andanzas forman parte del paisaje idiomático. ¿Quién no encontraría ejemplar la honorabilidad de un caballero que mantiene su lealtad a un monarca que le es hostil por haberle obligado a jurar que no era responsable del complot que había asesinado a su antecesor? Pasajes como el juramento de Santa Gadea o la lapidaria frase sobre el buen vasallo y el buen señor son más leyenda que realidad, pero forman parte del mito del Cid Campeador. Por todo lo anterior, no es extraño que un ilustrador de la categoría de Palacios se viera seducido por esta carismática figura y se embarcara en la monumental –y a la postre inconclusa- obra en la que quería reflejar la vida y milagros de aquél.

Compartir

Siganos en